El azúcar es el nuevo tabaco. Es peligroso, adictivo y tóxico, y no puede ser controlado por la educación o legislación por sí sola. Es una guerra, entre la salud pública y la industria privada. Así lo ha manifestado el profesor y endocrinólogo Robert Lustig.
Casi dos tercios de la población adulta en el Reino Unido tiene sobrepeso u obesidad en 2010, y es engañoso y simplista considerar a la obesidad como un problema de balance de energía, la diferencia entre lo que consumimos y lo que gastamos, sino que obedece a una constelación de variables, la mayoría de los cuales están fuera de nuestro control. La obesidad y el síndrome metabólico no son cuestiones de responsabilidad individual, un mito propagado por la industria alimentaria y los políticos.
Ya sabemos lo poderosas que son las industrias del azúcar y las bebidas. La industria azucarera ha gastado mucho dinero para desmentir el fuerte vínculo entre el consumo de azúcar, la obesidad y el síndrome metabólico.
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